
El frío ya no es lo que era. Ya no tiene tanta fuerza y mi país de los hielos se desmorona, mi casa está a punto de perder sus cimientos y caer al vacío.
Llevo algunas semanas pensando en dejar este lugar, en hacer un largo viaje que me permita tener una casa normal en lugar de este mi hogar péndulo en el que la vida se ha hecho complicada.
A veces me siento en el borde del iceberg cuya superficie delimita mi planeta. Es un planeta irregular y monótono pero tiene buenas vistas.
Pronto me pondré en camino.
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